El proceso creativo ha de generarse desde lo más intimo de cada uno. Es un proceso personal e intransferible, unas veces consciente y otras inconsciente, unas veces explicable, y por lo tanto transmisible y evaluable, y otras inexplicable, visceral e incluso incomprensible.
Fruto de esa oposición consciente-inconsciente, de ese "dejarse llevar" en ciertas fases del proceso creativo, surge el auténtico sentido profundo de la obra. La reflexión consciente aplicada a posteriori, hace que el proceso se complete, se unifique y se dirija hacia los términos semánticos que uno desea.
La obra pictórica, como toda obra de arte, desde el momento que nace se torna independiente de su autor, cobra vida propia, se aleja de uno. Como resultado de este alejamiento, inevitablemente se establece un diálogo con el autor, llegando finalmente, entre ambos, al final del proceso. El cuadro parece terminado.
No cabe duda que el pintor acierta más en unas ocasiones que en otras. Esto no es debido a las fases que podemos denominar analíticas, sino a las fases inconscientes, y sobre todo a la que constituye el germen del cuadro, a la fase inicial. Este germen sensitivo es el que en potencia, puede o no, ser desarrollado con más o menos éxito.
Es de suponer, que la capacidad analítica del artista, es la misma para todas sus obras, y su capacidad para la corrección de errores y para la modificación de contenidos o significados es bastante invariable.
Después de esos pasos inconscientes, que se producen de manera incontrolada, y que son la expresión mas interna y sincera de nosotros mismos, después, digo, desde lo consciente, los lienzos nos conmueven y emocionan, como en un proceso de retroalimentación.
La obra ha de tener una estructura sintética, nítida, rotunda. Es el soporte estable que posibilitará luego la libertad plástica.
La composición organiza los símbolos y gestos del lienzo dentro de la estructura. Equilibra masas, colores, líneas... hace que el lienzo sea estático, dinámico, inestable, oscilante etc.
La geometría es la herramienta que mejor sirve para este fin. Bien entendido, que es una herramienta al servicio de un fin creativo, y que no debe convertirse en una cárcel, donde no puedan introducirse instantes sensitivos o inconscientes que vulneran incluso el propio orden geométrico. La geometría ha de estar, pero no ha de verse, se ha de entender lo que ella transmite, no lo que ella es.
No cabe duda de que la manera de ser original, de ser diferente, es ser uno mismo, y si uno, tiene la suerte de ser diferente, entonces no tendrá problema en transmitirlo al exterior mirándose solo hacia dentro. Esto es obvio. Por ello la paleta de colores que el pintor debe utilizar, es aquella que le ayude a plasmar sus mas íntimos sentimientos, aquella que contribuya a satisfacer sus aspiraciones o simplemente, aquella que le produzca bienestar.
Esto mismo ha de suceder con la temática a tratar.
El hombre afortunadamente evoluciona. Las elecciones de hoy pueden no ser las de mañana, los sentimientos de hoy pueden no ser los de ayer, y por lo tanto, las respuestas ante diferentes estímulos en diferentes espacios temporales, pueden e incluso deberían, ser muy dispares.
Esto es contrario a la idea de estilo propio, esa cárcel en la que muchos pintores se ven inmersos sin remisión. Cuando la manera de hacer se repite debido a la personalidad, el hecho es positivo, cuando se repite por otros motivos debe ser una cárcel para todo artista con vocación creativa. Parece una muestra de sinceridad no ser siempre el mismo, pues parece lógico que el hombre, y su estado anímico y sensitivo no sean imperturbables a lo largo del tiempo.
En cualquier caso no espero que se asuma este proceder "irregular" que quizás fuera deseable.
Los pintores han de reflejar en sus obras la interpretación del mundo que les rodea, su mundo. Tal y como sea éste, así serán sus expresiones pictóricas, tan limitadas, tan redundantes, tan obsesivas, tan sensibles, tan variadas o tan trágicas. Así será su obra.
La técnica es también importantísima. El pintor ha de elaborar su propio sistema técnico, acomodándolo a los logros que vayan en la dirección del fin que se pretende.
Este es pues, otro terreno a personalizar al máximo. En los momento inconscientes ( o de 2° nivel de consciencia), ciertas operaciones se vuelven misteriosamente irrepetibles, mágicas. La técnica ha quedado sepultada en el gesto irreflexivo, y desde lo analítico no se descifra. No importa, forma parte de nuestra propia química, de nuestros mas profundos secretos.
La técnica, como ya he dicho, ha de estar al servicio de los fines que el artista desee conseguir. No debe convertirse en otra cárcel que limite los anhelos creativos del pintor.
Es pues muy difícil no caer en tanta trampa y nos ser preso de situaciones no deseadas. Hay que saber escuchar los susurros de los lienzos, cuando a solas, en el estudio, te dicen lo que necesitan, lo que quieren ser.
jose luis medina bores (articulo escrito en 1995)
PENSAMIENTO
"Me despierto... me asomo a la ventana y han pasado 20 años... El paisaje es el mismo... pero tu ya no estás." J.L. Medina Bores. 2004